
El robot Raibo supera obstáculos, corre por muros y recalcula su ruta en tiempo real, marcando un hito en robótica aplicada
Un grupo de científicos de Corea del Sur sorprendió al mundo con Raibo, un robot cuadrúpedo diseñado para integrarse a tareas industriales, pero que exhibe habilidades inesperadas: corre, salta y sube escaleras al mejor estilo del parkour, y todo sin intervención humana.
Raibo fue desarrollado por el Robotics & Artificial Intelligence Lab y descrito en Science Robotics como un sistema que no solo ejecuta movimientos complejos, sino que los planea y adapta en tiempo real según el entorno. Cuenta con tres módulos clave: uno que planifica rutas a partir de sensores, otro que rastrea movimientos y un tercero que ajusta objetivos durante la acción. Gracias a esta arquitectura, el robot se mantiene equilibrado, anticipa obstáculos y continúa avanzando sin pausas
En pruebas realizadas sobre suelos irregulares, escaleras y obstáculos de altura, incluso muros verticales, Raibo alcanzó una velocidad de 2,7 m/s. Además, si se mudaba el objetivo, el robot lo detectaba y reorganizaba su ruta sin detenerse, demostrando una combinación de percepción y movilidad muy avanzada.
Este logro no es aislado: investigadores en Suiza y otros centros también avanzan en marcos de control que permiten a robots con patas realizar desde parkour hasta jugar bádminton, combinando planificación estratégica, aprendizaje por refuerzo y procesamiento en tiempo real. Un ejemplo cercano es ANYmal-D, que logró mantenerse en pista intercambiando golpes de badminton con humanos por varios intercambios seguidos.

El caso de Raibo marca un paso significativo: pone de manifiesto que la robótica moderna va más allá de gestos programados y entra en el terreno de la improvisación dinámica. Robots como este podrían, en el futuro, desempeñarse en entornos industriales complicados, labores de rescate o zonas de desastre, donde se requiere autonomía física, agilidad y adaptación inmediata en un entorno cambiante
Aunque aún falta replicar estas hazañas fuera del laboratorio, Raibo ejemplifica cómo se combinan hardware ligero, redes neuronales y algoritmos de mapeo para generar movimientos complejos. El salto de este robot sugiere que la industria podría beneficiarse de máquinas capaces de pensar en tiempo real y actuar con velocidad y precisión.
Para los argentinos que siguen estos avances, Raibo anticipa un futuro donde los robots no sólo trabajen en función de humanos, sino que piensen el entorno, tomen decisiones y se desenvuelvan con una agilidad que hoy resultaría ciencia ficción. AI y robótica física se están encontrando en lugares reales, marcando un camino hacia máquinas que no solo obedecen, sino que analizan y se adaptan.
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